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Triptico Elemental de España
      
Acariño galaico
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| Rafael Rodríguez Tranche – “Cine y vanguardia en España (1975-1989)” |

en Las vanguardias artísticas en la historia del cine español (Actas del III Congreso de la AEHC) (San Sebastián: Filmoteca Vasca, 1991)

De barro es una recreación de los rasgos inmemoriales de la cultura gallega con una presencia destacada de lo religioso y lo mágico. Aquí intervienen el paisaje (tierra/mar), los elementos (el agua, el viento, el fuego), la imaginería cristiana, la arquitectura... Un repertorio que podría suscitar un recorrido folclórico, se convierte en una sinfonía de estímulos, emociones y movimientos armónicos. De barro se rige por un criterio general de dinamismo (sensorialmente perceptible) con diversas modulaciones (hay tres ritmos fundamentales a lo largo del film). Todo está en movimiento, en ''agitada respuesta'' (incluso los objetos estáticos son modelados por luces cambiantes y en ocasiones desplazados óptica o físicamente) a través de los movimientos de cámara, el movimiento en el interior del cuadro o la composición del encuadre. Se crean así cadencias visuales que invitan a leer la imagen en determinadas direcciones. En ausencia de argumento, la organización del film se sustenta en una metódica utilización del montaje, añadiendo a la dominante de dinamismo o tras líneas de confrontación entre planos. Para ello se parte del plano como unidad compositiva en la que intervienen: los movimientos de cámara (con uso frecuente del zoom no enfática, sino dramáticamente, o bien como subrayado de un conflicto visual), los desplazamientos de personajes, objetos, luces (creando efectos expresivos) y los elementos del encuadre (miradas, distorsiones ópticas en las que los rostros se deforman con resonancias expresionistas).

Todos estos procedimientos son considerados para ordenar el material utilizando criterios rítmicos (véase al respecto la cadena metafórica que se establece en torno a la condenación y la muerte en la parte central del film) y tonales, o sea, la longitud y el contenido del plano.

Por último, destacar la decisiva intervención del sonido (también tomando el plano como unidad) en su aplicación contrapuntística (un ejemplo: a la imagen de un incendio se contrapone el sonido de la lluvia). Un factor más para provocar esa sensación total que afecte a todos los sentidos y nos sumerja en un ''puro temblor''.

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 | Rafael Rodríguez Tranche – “Cine y vanguardia en España (1975-1989)” (1991) |
Gonzalo Sáenz de Buruaga – Val del Omar: sin fin (1992) |
Javier Codesal - ''Sin salir del jardín. A propósito de Acariño Galaico'' (1996) |
Eugeni Bonet - Trafic (2000) |
 
 
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